Fecha: 13/Ene/2023
Fuente: https://www.semana.com/
El temor por la toxicidad que genera el monóxido de carbono al cocinar con gas tiene las alarmas prendidas en el país del Norte. Allí 35% de los hogares usan ese gasodoméstico, en Colombia lo hace el 75% de la población y para evitar riesgos, las revisiones son obligatorias cada cinco años. Acá el combate es contra los fogones de leña. El pasado 9 de enero, Richard Trumka Jr., miembro de la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor en Estados Unidos, aseguró en una entrevista con Bloomberg, que después de diversos estudios concluyeron que la utilización de las estufas a gas como un “peligro oculto” y, por ende, estarían analizando su prohibición a lo largo del país.
Según diversos estudios realizados en los últimos años, estos gasodomésticos producen una gran contaminación interior, debido a los distintos gases que emanan, generando distintas afecciones y malestares respiratorios e incluso cardiovasculares en los individuos, con datos capaces de asegurar que el 13% del asma infantil en los Estados Unidos se presenta a consecuencia de las mencionadas estufas.
En la carta presentada por la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor de los Estados Unidos, para exponer la situación, también se asegura que los hogares de más bajos recursos son los que se ven más afectados, a consecuencia de que estos en su mayoría viven cerca de incineradoras de residuos y distintos vertederos, que intensifican esta contaminación. Se estima que hoy, en Estados Unidos, 35% de los hogares poseen estufas a gas, teniendo a California y Nueva Jersey como estados baluartes para este rubro, dentro de las cuales se encuentran las ciudades de Berkeley y San Francisco, donde, sin embargo, ya fueron prohibidas las conexiones a gas natural, mientras que otras 20 ciudades se declararon en contra de prohibir dichas instalaciones.
En Colombia
Estableciendo un paralelo con la sociedad colombiana, existe una gran diferencia en cuanto a cifras, según datos arrojados por Naturgas, aproximadamente el 75% de la población posee el gas como combustible principal de cocina, siendo clave establecer que se tratan coyunturas diferentes, pues la asociación busca cubrir la totalidad de la población, con el fin de mermar las necesidades de un grupo específico: aquellos colombianos que aún utilizan la leña como insumo para la cocina.
“Avanzar en la sustitución de la leña por gas natural como energético para cocinar es una de las prioridades de la industria para reducir las brechas de desigualdad, superar una privación de pobreza energética en al menos 1,8 millones de personas que aún se encuentran sin cobertura” explica Luz Stella Murgas, actual presidenta de Naturgas, aclarando también que si bien durante los últimos cuatro años los usuarios de gas han aumentado en promedio a una cifra de 232.000, su objetivo es alcanzar un promedio de 303.200 nuevos usuarios al año, especialmente en las zonas del Caribe, Antioquia y el Eje Cafetero, donde aún se preserva la cocina a leña como actividad principal.
En el contexto estadounidense, la Asociación de Gas rechaza el veto a las estufas a gas, asegurando que su reemplazo por aparatos eléctricos encarecería mucho más el gasto de los hogares, situación que no todas las familias podrían afrontar. Este mismo argumento fue esgrimido por Murgas en sus declaraciones: “Al ampliar la cobertura del gas natural en el país, también es posible favorecer el bienestar monetario en zonas urbanas y rurales. El acceso al gas natural libera capacidad del pago en los hogares, gracias a que las tarifas son de lejos las más económicas”.
Analizando esto de manera más concreta, se puede establecer a través de un barrido rápido que el costo de las estufas a gas se encuentra entre 200.000 y 800.000 pesos para aquellas con características básicas, y en cuanto a las eléctricas, estas están en un rango de precio de entre 1.300.000 y 3.000.000 pesos, sin contar el incremento en el gasto de luz que estas últimas conllevan, teniendo actualmente asumido ya de por sí un gasto considerable para los colombianos en lo que a luz se refiere, por lo que una transición de este tipo en el contexto nacional sería casi imposible en materia de costos.
Dado esto, en el contexto americano, proponen dar mejor ventilación a las instalaciones conectadas a gas, con el objetivo de que la contaminación que pueda generar no afecte directamente a los individuos, argumento también expuesto por la presidenta de Naturgas, quien declaró que el gas natural no es un elemento tóxico, y que la contaminación la genera el monóxido de carbono que este posee en pequeña medida, pero explicando que esto puede ser solucionado con instalaciones adecuadas.
Finalmente, también recalcan que estas áreas son evaluadas en viviendas, apartamentos y establecimientos públicos cada cinco años por la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) de manera obligatoria, sin embargo, es el usuario quien debe solicitar estas revisiones, teniendo en cuenta que de no ser aprobadas las mismas, el servicio será suspendido.
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