Fecha: 06/Dic/2022
Fuente: https://www.elespectador.com/
Isagen son aliados de las instituciones y siguen comprometidos en ser actores preponderantes en la aceleración de la transición energética propuesta por el gobierno del Presidente Gustavo Petro.
Mucho se ha escrito sobre la coyuntura con las tarifas de energía en Colombia y en el mundo. En el país, gracias al liderazgo de la Ministra de Minas y Energía y en pro de apoyar una mejora en los cobros a los consumidores, Isagen ha sido un actor importante y propositivo para ser parte de las soluciones, junto a otros agentes de la cadena de la energía, que venimos trabajando conjuntamente para generar estrategias de alivio a las facturas que reciben millones de colombianos.
Isagen, por ejemplo, como aliado de las instituciones reguladoras y en el Marco del Pacto por la Justicia Tarifaria, ofreció descuentos a su portafolio de clientes comercializadores que atienden el mercado regulado, garantizando un descuento real sobre los precios que aplicarán el último trimestre de 2022 y fijando un techo máximo a los precios en 2023.
El mercado eléctrico colombiano ha gozado de un marco regulatorio estable que ha sustentado la expansión de la capacidad de generación eléctrica confiable en los últimos 30 años, fruto de un proceso de construcción con las entidades que rigen el sector, y avanza en una transición energética que garantizará mayor confiabilidad y tarifas justas, como es el objetivo de todos, liderada por Isagen, con dos parques eólicos y dos granjas solares entregadas en 2022 y una matriz de generación totalmente renovable.
Las estimaciones de la UPME indican que la demanda futura de energía en Colombia debería crecer alrededor del 2.5% anual. No obstante, en los últimos años la demanda ha crecido alrededor del 5% y, a futuro, la descarbonización del país podría aumentar estas proyecciones. Sin embargo, hoy otros actores de la cadena mantienen una gran incertidumbre por la puesta en operación de Hidroituango, las nuevas líneas de transmisión o los demás proyectos renovables en La Guajira.
En un escenario conservador, el país necesitaría plantas que puedan entregar 2,500 GWh de energía que equivalen entre 600-1,500 MW de capacidad nueva cada año (dependiendo de la tecnología escogida), para sustentar el crecimiento de la demanda. Las fuentes de esta expansión seguramente vendrán de Pequeñas Centrales Hidroeléctricas, PCH, o plantas fotovoltaicas y las inversiones requeridas serían del orden de 7 billones de pesos por año.
Es un reto lograr está expansión y asegurar el normal abastecimiento de la demanda, Isagen está a la vanguardia de ese objetivo y por ello sigue incrementando su capacidad de generación limpia, aunque el ambiente macroeconómico es complejo y las tendencias internacionales pronostican mayores turbulencias. Por poner un ejemplo, las altas tasas de interés y una devaluación acelerada han incrementado el costo de proyectos en cerca de 40%, en los últimos 24 meses. Además, un termómetro de este fenómeno fue la última subasta de contratos de fuentes no convencionales de largo plazo, que entregó precios de la energía 20% por encima del mercado.
Para lograr esta expansión es fundamental un trabajo mancomunado del Gobierno y el sector privado que asegure el licenciamiento ambiental y su seguimiento, así como la construcción en tiempos y costos y la puesta en marcha de las plantas generadoras y la transmisión requeridas. De nuestra parte, en Isagen somos aliados de la transición y las instituciones y seguimos comprometidos en ser actores preponderantes en la aceleración de la transición energética propuesta por el gobierno del Presidente Gustavo Petro.
La inversión en grandes proyectos de infraestructura requiere unas reglas de juego estables, con ajustes controlados. No hay que perder de vista que son inversiones a más de 30 años que se sustentan en la credibilidad de los agentes, en un marco normativo claro y la lógica de un mercado en competencia. El activo más grande que tiene el sector eléctrico es su institucionalidad y no debemos dejar que la coyuntura nos lleve a realizar cambios apresurados, que en el largo plazo pueden ser costosos para el país.
Si queremos tarifas más competitivas, el camino es la expansión de la capacidad del Sistema, para que sea resiliente al cambio climático y diverso en sus fuentes de generación, aprovechando los recursos disponibles en el país. Para esto se deben asegurar las condiciones regulatorias y competitivas que respalden estas inversiones. De lo contrario, las tarifas tenderán a subir y vamos a correr riesgos de abastecimiento que serían nefastos, como ya ocurre en Europa. Hay que recordar que la energía más cara es la que no se tiene. Ya el país lo sufrió a principios de los años noventa. Estamos a tiempo para tomar acciones con mesura y buen ritmo sin desaprovechar lo construido.
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