Fecha: 16/Ene/2023
Fuente: https://www.portafolio.com/
El Plan Nacional de Desarrollo del gobierno Petro se presentará el 7 de febrero al Congreso y de acuerdo con Jorge Iván González, director del Departamento Nacional de Planeación (DNP), a la fecha se han recibido más de 800 propuestas de artículos, tras un proceso que incluyó, por primera vez, 51 diálogos regionales vinculantes.
¿En qué punto está el Plan Nacional de Desarrollo?
Estamos en un momento crucial. Ya recibimos todas las conclusiones de los diálogos, el balance es bastante positivo, hicimos 51, participaron 250.000 personas, hubo más de 2.200 mesas de trabajo. Un segundo insumo es que ya recibimos los comentarios del Consejo Nacional de Planeación. El Presidente dijo algo clave y es que hay que darle más importancia a esa instancia, de tal forma que pueda mantener una vigilancia y seguimiento al plan. El tercer elemento es la definición del articulado. Es en lo que estamos ahora y es muy difícil. Desde lo metodológico tenemos que pasar de unos diálogos deliberativos a un proyecto de ley. Estamos recibiendo propuestas de artículos de los ministerios, de distintos gremios, y han llegado alrededor de 800. Estamos trabajando con el equipo jurídico también de Minhacienda, yo creo que vamos a terminar con unos 250 o 300 artículos.
Usted ha dicho que no quiere un Plan de Desarrollo tan amplio. ¿Cómo lograrlo con tanta participación?
Estamos en 210 páginas, pero creo que se puede bajar a 180. Vamos a introducir los comentarios del Consejo Nacional de Planeación en las bases. Para mí 180 páginas es bastante aún, se podría explicar en menos, pero distintos movimientos sociales y gremios insisten en ver a sus sectores plasmados. Y viene toda la parte presupuestal, con el Plan Plurianual de Inversiones. Eso es lo que vamos a entregar al Congreso.
¿Cuáles serán los ejes temáticos y qué cosas se incluirán que no estaban en el Plan de Gobierno?
Me impresionó mucho que desde el Consejo Nacional de Planeación miraron el tema de las bases por más de un mes y no se hizo ninguna crítica a la estructura general del Plan, a las cinco transformaciones que hemos propuesto y que se mantienen. Fueron comentarios razonables, sobre énfasis distintos, procesos metodológicos, poblaciones… pero en general la estructura de los cinco ejes se mantuvo. Uno es el ordenamiento del territorio alrededor del agua; es difícil que alguien niegue que no es crucial, y además, es un cambio sustancial frente al Plan de Duque.
Se pone el territorio en primer lugar, la geografía es central; otro es la seguridad humana, una forma amplia de hablar de violencia física, educación, salud y vivienda, todo lo que permite que la vida sea digna. El tercer tema es el derecho humano a la alimentación; ¿quién niega que en este momento la productividad agropecuaria o la inflación son cruciales? Otro punto es la transformación energética, avanzar hacia una economía limpia. Y el otro es el de convergencia regional y social, hay que hablar de conectividad, de vías. Esos temas son generales, pero eso no desvirtúa que sean sustantivos, y eso es una gran diferencia con el Plan anterior.
Pero el presupuesto se asigna por sectores…
Claro, miramos por ejemplo de educación o de vivienda cuánto se destina al eje de seguridad humana.
Entonces, finalmente el presupuesto va por sectores, por ministerios. Entre los sectores que tendrán mucha fuerza están educación, el agropecuario y transporte, por todo el tema de vías terciarias.
¿Cómo afinan temas como la adición presupuestal o el manejo de regalías?
La adición se va a hacer en febrero. Pero con nuevos recursos, todos los ministerios empiezan a pedir. Pero la adición se debe hacer en función de las prioridades reales del Gobierno y del Plan de Desarrollo. Y con regalías ya se hicieron dos reformas constitucionales, no haremos otra, sino que hay que aprovechar lo que hay. La Ley 2056 de 2020 dice que “Planeación ejercerá la función rectora de regalías”, y eso Planeación no lo ha asumido seriamente. Vamos a hacer un esfuerzo enorme por presionar a los gobernadores de que las regalías deben apalancar proyectos estratégicos. En el último bienio teníamos 12.000 proyectos, es absurdo, el mensaje es que cualquier proyecto que se presente por regalías debe estar articulado a un proyecto estratégico.
En las bases del Plan de Desarrollo se esbozan algunos objetivos. ¿Ya están definidas las metas de pobreza?
Son pocos, estamos en 25 y quiero bajarlos a 20. El Gobierno pasado tenía 1.200. Hay tres tipos de indicadores. Unos dependen de la gestión del Gobierno, como por ejemplo el de catastro multipropósito; a esos les vamos a poner metas porque dependen de dinámicas institucionales. Otros, como el de pobreza, tienen un margen de maniobra más limitado. La reducción de pobreza en el país se puede dar por varios factores, y en esos estamos proponiendo un rango. Vamos a reducir la pobreza entre 4 y 8 puntos porque ahí hay un margen de incertidumbre en el sentido de que hay muchos elementos inciertos.
Y en el tercer tipo de indicadores decidimos no poner metas, porque es muy difícil, como con la deforestación, que nos pongamos indicadores tristes, de seguir deforestando, pero menos hectáreas. Simplemente decimos, vamos a reducir los niveles de deforestación o vamos tratar de empezar a reforestar. O la transición energética, no vamos a poner una fecha, primero hay que definir qué es la transición, e ir avanzando en la dirección correcta.
El Consejo de Planeación dijo que el DNP podría revisar los mecanismos y presupuestos para la construcción de políticas públicas, ¿cómo fortalecer ese proceso?
Un cambio importante que logramos fue pasar de lo sectorial a las grandes estrategias, y hacer el presupuesto no por sectores sino por estrategias. En ordenamiento del territorio, por ejemplo, hay vivienda, medio ambiente, son estrategias con varios sectores. El Consejo dice que no presentamos el detalle, pero ese paquete de $1.040 billones está distribuido en cinco estrategias. Estamos terminando las audiencias públicas y ordenando ese presupuesto por departamentos. Tenemos en cuenta los diálogos regionales, pero también otras necesidades. Ahora, no llegamos hasta el punto de proyectos específicos; eso es otro proceso que se da por el tiempo.
De esa avalancha de propuestas, ¿cuáles le parecen las más llamativas?
Lo de vías terciarias es algo loco, aparece por todo lado, y el tema del invierno; coinciden las dos cosas. Acueductos, transporte fluvial, educación universitaria tecnológica también aparece con mucha fuerza, hay una angustia en los jóvenes, pero nadie habla de educación de primera infancia. Y la productividad agropecuaria también destaca.
Usted ha hablado de la necesidad de una declaración única de ingresos para determinar los subsidios. ¿Se introducirá en el Plan?
Vamos a poner un artículo que va a decir algo así como “trataremos de avanzar hacia una declaración universal de ingresos”. Eso es muy difícil. Nosotros tenemos dos grupos de personas: quienes declaran y aquellos que no. Planeación tiene unos registros sociales impresionantes, de 33 millones de personas, 12 millones de hogares. Hay 27 fuentes distintas de información, está el Sisbén IV, pero en la medida que vayamos consolidando los registros sociales iremos invitando a las personas a hacer una declaración universal de ingresos.
Lo ideal es que poco a poco todos declaremos ingresos, unos para recibir subsidios y otros para pagar impuestos. En Colombia se podrían reducir a casi la mitad los subsidios si se tuviera una buena información de ingresos. El estrato ya no da, es una declaración de vivienda, y nunca va a llegar a las condiciones socioeconómicas de los hogares.
¿El Plan incluirá temas tributarios?
No, nada. Vamos a aceptar todo lo del Marco Fiscal de Mediano Plazo; en eso estamos trabajando mucho con Hacienda. No sé si entre los 800 artículos se incluyeron propuestas de ese estilo, pero eso se cae. Lo que estamos diciendo son frases como éstas: “los municipios tienen una capacidad fiscal que no están utilizando”; “el catastro multipropósito va a ayudar a mejorar los recursos fiscales”; “es increíble que ciudades intermedias estén cobrando impuestos tan bajitos”; “es increíble que una ciudad como Bogotá no esté cobrando por congestión”. Son frases de ese estilo.
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