No dejes que los problemas te abrumen
Fecha: 16/Jun/2023
Fuente: https://www.eltiempo.com/
¿Se han dado cuenta de que todo el mundo anda cansado, estresado y/o frustrado? Se quejan por la falta de plata, del exceso de trabajo, la inhabilidad de sus parejas para entenderlos, de los hijos desagradecidos, del tráfico caótico y de todo lo que, consideran, está mal en sus vidas. Pareciera que en los eventos sociales o encuentros familiares el común denominador para animar la tertulia es buscar un determinado espacio para las quejas colectivas. Pero ¿se han preguntado de dónde proviene ese estrés o esa fatiga permanente? La realidad es que muy poco tiene que ver con lo que pasa afuera de nosotros y todo que ver con la manera como reaccionamos a eso que nos está pasando. El estrés se deriva de pensar: “Estoy en medio de un tráfico pesado, pero quiero estar en otro lado”. “Estoy casada, pero quiero estar soltera”. “Estoy trabajando, pero odio mi trabajo”. “Tengo un ideal de pareja, pero la que tengo ni se asoma a mis deseos”. “Quiero atreverme a cambiar de vida, pero como me da miedo arriesgarme… entonces me quedo así”.
No hay posibilidad de estar tranquilos y felices si permanentemente nuestros deseos van en contravía de nuestra realidad. La única solución para vivir en armonía y no desgastarnos innecesariamente es cambiar nuestros deseos o cambiar nuestra realidad. No hay de otra. Si no lo hacemos, permanecemos en constante conflicto con nosotros mismos y, por consecuencia, infelices y estresados. Debemos ser conscientes de lo que podemos cambiar y de lo que no, para así no perder energía innecesaria en lo imposible. El tráfico será lo que es, aunque reneguemos; las otras personas serán lo que son y actuarán como tal, así no nos parezca y las juzguemos; la situación económica del país será lo que es, aunque la consideremos diferente.
Por el contrario, sí es posible cambiar todo lo que está en nuestras manos. Si no nos gusta nuestro trabajo, podemos arriesgarnos a buscar otro; si no estamos felices con nuestra pareja, podemos tomar la decisión de buscar ayuda, proponer cambios o tal vez separarnos. En fin, Permanecemos estancados y frustrados porque nos limitamos a repetir una y otra vez esos mismos patrones, justificando la quejadera y la inconformidad, sin hacer un análisis honesto de nuestras vidas. Si no nos gusta nuestra realidad, cambiémosla. Si nuestros deseos no dependen de nosotros o son irreales, revaluémoslos. En la medida que seamos coherentes con nosotros mismos encontraremos la paz y la armonía que tanto anhelamos y necesitamos.
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